Descubre prácticas científicamente respaldadas para una vida más feliz: socializar, ejercitarse y abrazar aparecen entre las causas. Mirá.
La búsqueda de la felicidad es un anhelo universal. A lo largo de los años, investigadores han explorado diversas estrategias para alcanzarla. En este artículo, examinaremos cinco hábitos respaldados por la ciencia que pueden contribuir a una vida más feliz y plena.
1. Socializar: cultivando relaciones significativas. La Universidad de Harvard realizó un estudio exhaustivo que abarcó a más de 500 jóvenes durante más de siete décadas. Independientemente de su nivel socioeconómico, se encontró que aquellos que mantenían relaciones familiares y amistades saludables experimentaban una mayor sensación de felicidad a lo largo de sus vidas. El simple acto de conversar con un amigo o conocer a alguien nuevo puede ser un poderoso motor de felicidad diaria. Las conexiones humanas nos nutren emocionalmente y nos brindan un sentido de pertenencia y apoyo.
2. Ejercicio físico: un impulso para la mente y el cuerpo. Un estudio conjunto entre investigadores de las universidades de Oxford y Yale reveló que el ejercicio físico no solo beneficia nuestra salud mental, sino que también está estrechamente relacionado con la felicidad. Publicado en la prestigiosa revista The Lancet, este análisis examinó a más de un millón de individuos en Estados Unidos entre 2011 y 2015. Los resultados demostraron que las personas que se ejercitaban regularmente experimentaban una mayor estabilidad en su salud mental y una sensación general de bienestar. El movimiento activa neurotransmisores y hormonas que influyen positivamente en nuestro estado de ánimo, creando un vínculo entre cuerpo y mente que fomenta la felicidad.
3. Nombrar las emociones: el poder de la etiqueta. Asignar nombres o adjetivos a nuestras emociones puede tener un impacto profundo en nuestra experiencia emocional. Imagina a un cantante o escritor que crea una canción o un libro para expresar su enojo, tristeza o dolor. Al darle un nombre a esas emociones negativas, como “Sofía”, liberamos su carga emocional. Este proceso activa la amígdala en nuestro cerebro, una región vinculada a las emociones positivas, como la felicidad. Al nombrar lo que sentimos, podemos transformar y liberar esas emociones, allanando el camino hacia una mayor alegría y bienestar.
4. Cuidar la forma en que nos referimos a nosotros mismos. Un fascinante estudio realizado por científicos de diversas universidades estadounidenses, incluyendo la Universidad de Chicago y la Universidad de Michigan, reveló que nuestra autocharla influye significativamente en nuestra felicidad. Si constantemente nos repetimos que somos tontos, torpes o incapaces, generamos una sensación de malestar que obstaculiza nuestro camino hacia la felicidad. La autocrítica negativa puede convertirse en un obstáculo para nuestro bienestar emocional. En cambio, cultivar una autoimagen positiva y compasiva nos acerca a un estado de mayor satisfacción y alegría.
5. Abrazar: el poder del contacto humano. El cariño y el abrazo de un ser querido no solo calientan el corazón, sino que también tienen un impacto profundo en nuestra felicidad. La investigadora Susannah Walker, de la Universidad de John Moores en Liverpool, Inglaterra, ha estudiado los efectos del abrazo en el bienestar emocional. Al abrazar a alguien, activamos una sensación de seguridad y reducimos los niveles de estrés. Además, se liberan hormonas relacionadas con la felicidad, como la oxitocina.