El Xeneize debutará en los casi 4.000 metros de Potosí y tiene un rival brasileño fuerte. La reacción puertas adentro luego de conocer el fixture.
Era una posibilidad, cómo negarlo. Encontrar la bolilla menos deseada en dos de los tres bombos de equipos estaba en el menú, pero es distinto cuando es parte de las suposiciones que cuando ya es cosa juzgada. Por eso -y más allá de la confianza en lo propio- lo primero en lo que se pensó dentro del cuerpo técnico de Boca, cuando se supo que Fortaleza y Nacional Potosí eran parte de su zona de la Copa Sudamericana, es en los kilómetros a recorrer.
Porque, independientemente de lo que puedan producir futbolísticamente los rivales, el desgaste y el tiempo que implicarán para el Xeneize someterse a dos viajes largos (y tener que afrontarlos ambos en un lapso de veinte días) es la primera cuestión a tener en cuenta en cuanto a pensar en un plan para responder a la exigencia de ser el candidato del Grupo D y -por qué no- de la Copa.