El mítico programa conducido por Marcelo Tinelli, que desembarcó 48 horas antes de su estreno, comenzó como un envío 100% deportivo, pero luego vivió una metamorfosis hasta convertirse en un éxito inoxidable. La palabra de los protagonistas de la historia
¿Qué hubiera pasado si…? Esa pregunta, que siempre está en la incesante e infructuosa búsqueda de una respuesta. ¿Qué hubiera pasado si…? Algunos lo llaman ucronía, otros, historia contrafáctica, pero su denominación pasa a ser casi irrelevante, porque lo interesante es pensar y reflexionar sobre esto, sea en el ámbito que fuera. Y si ponemos el foco en la televisión, pocos programas abrigan en tal magnitud esto en su génesis como VideoMatch, que comenzó en el día estipulado, pero no con el conductor pensado. ¿Qué hubiese ocurrido si Gustavo Lutteral no daba marcha atrás a horas del debut? Ante eso, sorprendidos y urgidos en iguales dosis, las autoridades de Telefe fueron en busca de Marcelo Tinelli y la historia tuvo los trazos iniciales de un libro que se sigue escribiendo hasta nuestros días.
Los canales 11 y 13 habían sido otorgados a sus nuevos dueños a fines de diciembre de 1989. En el caso del primero, lentamente fue poniendo al aire la nueva programación, tratando de cambiarle la cara a la emisora que habían heredado con pocos programas buenos. Uno de los principales accionistas de la nueva etapa era la editorial Atlántida, donde se hacía la revista El Gráfico. Como lógica consecuencia, el canal tuvo una impronta deportiva en sus inicios, transmitiendo la Copa Davis, automovilismo, Copa Libertadores y los combates por el título del mundo de boxeadores argentinos. En sintonía con este perfil, se pensó en un programa que cubriese varias disciplinas, como cierre de la transmisión, todos los días, de lunes a lunes.
Volviendo en el tiempo a aquel 1 de marzo del ‘90, Tinelli recuerda su encuentro con Gustavo Yankelevich post debut: “Yo pensé que había sido un desastre al aire y que todo había salido mal. Sin embargo, él me dijo: ‘Estuviste muy bien, medio apurado, un poco rápido. Andá más despacio, tranquilo, sin apurarte’. Yo suponía que había estado super lento (risas). Fueron momentos hermosos y ni yo puedo creer que haya hecho todo lo que hice”.
La sinceridad de Marcelo, en esas palabras, que evocan lo ocurrido aquella noche de marzo del ‘90, cuando decidió dar el salto y jugársela, en la mejor apuesta profesional de su vida. Desde allí, cantando, patinando y bailando ha permanecido en la huella de entretener y divertir al público, en un récord de vigencia. Para seguir escribiendo el libro que tuvo su página fundacional, hace nada menos que 34 años.